22/1/13

A veces

¿Fueron mis ganas de contener mis ganas las que dejaron a las tuyas sin fuerza y sin vida?.
¿Fue que quise dejarte ser más de la cuenta?.
O tal vez tu libertad y tu soledad tan necesarias son las que determinaron que hoy no quisieras ser de nadie, mía tampoco.
Para mi sos y seguirás siendo esa laguna a donde mi río va, serpenteando rocas y surcando caminos para llegar a vos. A la calma que me das. Quisiera saber hasta donde vas a volar. Cuánto tiempo tendrás extendidas tus alas, buscando corrientes cálidas, y yendo, como Juan Salvador Gaviota, hacia tu propio mundo.
Espero que sepas que quiero ser tu compañero de viaje. Tal vez te suene exagerado, pero tengo motivos suficientes que me dicen volar con vos. Sin embargo, allá vas, volando hacia arriba, lejos, tan lejos como la última palabra del libro que me prestaste. Buscando tu propio ritmo y tu propio vuelo. Encontrando sola y sin prisa aquello que has perdido en otro tiempo. Espero lo encuentres pronto y vuelvas a este mundo... espero demasiado tal vez.
¿Será que podré algún día sentarme en la plaza, y verte venir volando, entre cantos, con el sol del atardecer?, ese que nos trae la paz del final del día y nos muestra en su tranquilidad que sólo ocurre aquello que debe ocurrir. Nada más. Nada menos. ¿Me dirá que vendrás?. ¿Ese sol te revelará?.
A veces me quiero dejar llevar, como lo hacías vos. A veces. Hoy sólo espero verte.