27/3/16

Dejé que la vida viniera completa

Este fin de semana dije sí a muchas cosas que en otro momento hubiera dicho no. Dejé que la vida viniera completa y me viviera con su propuesta. Me abrí a nuevas oportunidades, nuevas posibilidades. Me dejé sorprender y lo bueno es que me sorprendí de lo que sucedió. No fue un sí de resignación, fue un sí de aceptación. Fue un sí de soltar mi patrón de rechazo, de negación, de control, de matón, de perro de arriba que dirige, que expulsa y deja afuera muchas cosas ricas, bellas, sabrosas, nutritivas. Me salí de mi zona de confort, y lo hice conscientemente, eligiendo. Y al mismo tiempo lo hice casi sin darme cuenta de lo que estaba haciendo.
Me animé. Y me animé en doble sentido: me lancé a hacer cosas nuevas, diferentes; y me animé dándome movimiento, vida. Fueron decisiones pequeñas... detalles, y con suficiente fuerza como para mostrarme lo rica que puede ser jugar la vida desde este otro lugar.
También me vi diciendo no encaprichado, sin lógica ni fundamento. Con miedo. Desde el poder, desde el virginiano que soy, desde la obsesión.
Ambas formas son mías, tengo ambos recursos disponibles.
Ahora lo sé, lo viví.