18/4/15

Vacío fértil

Seguir el propio camino es cambiar constantemente, estar abierto a las bienvenidas y despedidas diarias, semanales, anuales, o de las etapas que la vida traiga. Personas que llegan y otras que se van. Lugares y grupos de pertenencia que cambian. Objetos materiales que se extravían por la vida, que nos dicen adiós y nos liberan la carga, la mochila y las manos. Ya no sostenemos lo mismo, ya no sostenemos. Ideas, patrones, creencias, ideologías, ellas se vuelven anacrónicas, obsoletas y fuera de contexto.

Existe un lugar-tiempo donde ocurre todo esto: el Vacío Fértil. Poco habitado por muchos y tan lleno de una nada creativa, de incertidumbres, de novedades, de no-saberes, de agua que se entrevera, se mezcla y se escapa sin poder agarrarla, de un agua que se evapora y se transforma. El lugar sin forma, ese al que le escapamos, le tememos o le desconocemos. La zona mágica, donde ocurre lo inesperado, lo imprevisible. Donde todo fluye. Allí no hay pensamiento lineal, allí todo es desconocido y hasta caótico. Allí donde todo está ocurriendo y al mismo tiempo donde parece que no pasa nada, o que el tiempo no pasa. Allí hay vida transcurriendo. Allí sólo hay presencia. Allí somos sensibles, conscientes, permeables.

Allí estoy yo ahora.